En el año 2014 se cumplieron cien años del comienzo de la Primera Guerra Mundial y para conmemorarlo el Department for Digital, Culture Media & Sport del gobierno Británico creó el programa 14-18 NOW, un programa cuyo objetivo era conectar a las generaciones actuales con la intervención británica en dicha guerra mediante el encargo y comisionado de obra artística multidisciplinar. Artistas tan variopintos como Damon Albarn, Peter Jackson o Danny Boyle han llevado a cabo diferentes proyectos bajo el paraguas de este comisionado cuya duración, como la primera gran guerra, es de cinco años.

Julie Tait, directora del Lakes International Comics Arts Festival fue la encargada de comisionar las obras relacionadas con el noveno arte, producto de aquel encargo fueron ‘Traces of the Great War’, una antología que reúne el trabajo de Charlie Adlard, Baudoin o Juan Díaz Canales entre otros y la obra que nos ocupa: ‘Black Dog; Los Sueños de Paul Nash.’

Las Alas son un elemento de identidad de McKean
Las Alas son un elemento de identidad de McKean

Según explica Tait en el prólogo, Dave McKean (Berkshire, 1963) fue la primera opción que barajaron para realizar un cómic para el programa, debido a su fama internacional y visión artística única. Ilustrador, diseñador, fotógrafo y director de cine, McKean saltó a la fama con ‘Violent Cases’, una historia sobre perturbadores recuerdos infantiles escrita por Neil Gaiman, quien sería su pareja artística en multitud de proyectos posteriores tales como ‘La cómica tragedia o trágica comedia de Mr Punch’, las portadas de la serie ‘The Sandman’ o los libros ilustrados ‘El día que Cambié a mi Padre por Dos Peces de Colores’ o ‘Los Lobos de la Pared’. Como autor completo es responsable de la mastodóntica ‘Cages’, un cómic de casi 500 páginas en el que deja a un lado su característica técnica de collage pictórico digital para desarrollar un estilo claro y limpio empleando tinta y plumilla, blancos y negros, con reminiscencias al trabajo de Alberto Breccia o Lorenzo Mattotti.

Para este proyecto McKean decidió acercarse a la figura de Paul Nash (1889-1946) pintor surrealista, fotógrafo, escritor y diseñador de artes aplicadas, y considerado el gran pintor de guerra británico.

Sin duda estamos ante el mejor Dave McKean
Sin duda estamos ante el mejor Dave McKean

Nash vivió las dos guerras mundiales, en la primera, como soldado, sufrió un accidente al caer a una trinchera que le provocaría una perforación en el pulmón, y asma crónico, pero que le salvó la vida, ya que fue invalidado y devuelto a Inglaterra antes de que la mayor parte de su regimiento cayese en la batalla de Messines. En la segunda se le envió como pintor por encargo del Ministerio de Guerra del Reino Unido. En ambos conflictos y durante el periodo de entreguerra desarrolló el tema que le convertiría en un referente; el paisaje bélico surrealista.

Las obras de Paul Nash plantean escenas imposibles y desoladoras en las que la destrucción, el metal y las cicatrices en la tierra en forma de trinchera y en el cielo en forma de estela de avión deforman y distorsionan el panorama natural, aberraciones en las que sin embargo hay cabida para la esperanza y la salvación sugeridas mediante el destello de un rayo de sol o la impecable silueta de una vaporosa nube.

McKean hace una interpretación onírica de la vida de Nash
McKean hace una interpretación onírica de la vida de Nash

‘Black Dog’ nos cuenta a los largo de sus quince capítulos pasajes trascendentales de la vida de Paul Nash; la relación con su madre, que murió en una institución mental cuando éste sólo contaba con once años de edad, la estricta educación a la que fue sometido, el hallazgo del amor junto a la que sería su esposa, Margaret Odeh, y el horror de la guerra y las secuelas que provoca. McKean emplea una narrativa no lineal, saltando de una época a otra, acentuando el tono onírico del relato, que se plantea como una colección de sueños que bien podrían haber atormentado o embriagado en vida al artista inglés. Como hilo conductor nos presenta la figura de un perro negro, animal que dota de título al relato y expresión inglesa usada para nombrar a los sentimientos asociados a la depresión y la melancolía, y que acompaña al protagonista durante la mayor parte del libro.

El estilo gráfico y la técnica empleados por McKean en cada uno de los capítulos fluctúa y varía dependiendo del tono del relato. Nos encontramos con sus característicos collages digitales en base a acrílico y fotografías, lápiz crudo con texturas de pintura, lápices de colores brillantes y aguadas. Todas éstas técnicas sirven para diferenciar cada capítulo aunque no hay fronteras marcadas y McKean las combina y fusiona cuando lo cree necesario con excelentes resultados.

El expresionismo está presente en toda la novela gráfica
El expresionismo está presente en toda la novela gráfica

Si bien la imágenes que crea McKean son apabullantes, las palabras que emplea no lo son menos, en cada capítulo un estilo diferente se impone, lo que le permite jugar con la poesía, el diálogo puro y duro o la descripción descarnada despojada de cualquier floritura. Destacaría el capítulo diez, en el que mediante simples rimas hace una delicada y certera definición de la relación entre el amor, el sexo y el acto de dibujar.

‘Black Dog: Los Sueños de Paul Nash’ es un sofisticado ejercicio de estilo tanto en imagen como en texto. McKean ha sabido gestar una historia rica en matices, bella y conmovedora, para retratar la compleja existencia de Paul Nash, entender mejor al artista y rendirle merecido homenaje.

Dave McKean reinterpreta los paisajes bélicos surrealistas que caracterizaron a Nash
Dave McKean reinterpreta los paisajes bélicos surrealistas que caracterizaron a Nash

El trabajo de Nash y McKean nos hace entender que la guerra es algo que hay que temer, prevenir y analizar, y que incluso la noche más oscura siempre da paso a la luz de la mañana de un nuevo día.