‘La espada salvaje de Conan el Bárbaro. La llegada de Conan’

Conan el cimmerio, de “cabello negro, adustos ojos, espada en mano, ladrón, asaltante, asesino, de grandes tristezas y grandes alegrías, preparado para pisotear con sus pies calzados con sandalias los enjoyados tronos de la Tierra” pasó a ser del dominio público a principios del año 2017 en Europa y lo será en 2027 en Estados Unidos, por lo que ya estamos frotándonos las manos codiciosamente, al pensar en el nuevo material que en el corto plazo tendremos disponible… y el que podríamos generar de nuevo de este lado del charco (Nota geek: La primera adaptación de Conan al cómic se hizo en México en 1952, fue “La reina de la costa negra” en 1952)

Pero antes de ello, creo que es justo reconocer el trabajo que un talentoso grupo de artistas hicieron cuando Marvel tuvo los derechos del personaje en 1973, aprovechando una bonita edición que Panini publicó en México y que lleva por título “La espada salvaje de Conan: La llegada de Conan”. El formato álbum de pasta dura consta de 160 páginas en blanco y negro, que incluye “La llegada de Conan” (Roy Thomas / John Bucema, 1994); “Nacerá una bruja” (Roy Thomas / John Bucema/The Tribe, 1975); “Sombras en Zamboula” (Roy Thomas/Neal Adams, 1976) y “La torre del elefante” (Roy Thomas/Alfredo Alcalá/John Bucema, 1977); una selección más que apropiada para presentarnos al legendario personaje.

La introducción corre a cargo de Max Brighel, quien hace un breve recorrido por la historia de la publicación de Marvel, desde la elección del joven Thomas como cabeza del proyecto, el debut de Barry Windsor Smith, la llegada de Bucema y una breve mención de los casi doscientos números de “La espada salvaje de Conan” que se publicaron quincenalmente en México a fines de los 80s.

La primer historia, “La llegada de Conan” nos mete de lleno en una batalla entre aesires y vanires, guerreros de las tierras heladas. Conan y sus compañeros de Aesir persiguen a un grupo de guerreros que corren en desbandada, quienes entran a una cueva en la que tiene su templo el anciano hechicero Sharkosh, que poseé una gema estelar donde ve el futuro y está acompañado de la hermosa doncella Tara. Pero Conan y los aesires los han seguido y al encontrarlos los atacan dentro de la cueva. Sharkosh invoca un espantoso demonio alado que asesina a Olav, dejando a Conan inconsciente. Al despertar, se encuentra encerrado en una jaula de madera y Tara le explica que será utilizado en una ceremonia por el hechicero. Conan rompe a patadas los barrotes y se abalanza sobre la gema, de la cual procede el poder de Sharkosh. El bárbaro saldrá victorioso y rescatará a la doncella, pero las cosas no son siempre lo que parecen en la era Hiboria, y aun espera una vuelta de tuerca al final.

“Nacerá una bruja” es una historia digna de epopeya cinematográfica. Tharamis, hermosa reina de Khauran,  despierta perturbada en medio de la noche: de una esfera de luz se ha manifestado una mujer idéntica a ella, quien se hace llamar Salomé, una hermana gemela perdida que aprendió las artes oscuras al recibir la marca de la bruja y ahora desea el trono. En medio de esta conjura, se encuentra también Constancio y sus mercenarios, quien pidió la mano de Tharamis solo para ser despreciado. Al tomar Salomé el lugar de su hermana, la entrega al pretendiente, quien abusa de ella antes de que la recluyan. Salomé ordena que el ejército de  Khauran sea disuelto y sustituído por los de su flamante esposo, pero Conan (quien funge como capitán de la guardia) se da cuenta que ella no es la reina y la acusa públicamente. ¡Se requirieron cien mercenarios shemitas para detener al cimmerio y crucificarlo en el árbol de la muerte, en el desierto! Conan ve como un buitre desciende para cebarse con su carne, pero mientras el lobo pueda morder, nohabrá carroñero que ose atacarlo. Gracias a la llegada de una carvana de nómadas zuagires y la enorme resistencia de Conan, sobrevive al rigor del mortal desierto y se convierte en líder de los nómadas a fuerza de coraje y acero. Mientras tanto, Khauran está sometida al terror y Salomé le muestra la cabeza decapitada de Krallides, un fiel guardia, que intentó llamar a los ciudadanos a rebelarse. Conan y los jinetes del desierto, animados por la promesa de un rico botín, asedian la ciudad y logran atravesar sus muros para el enfrentamiento final, en el que descubriremos a dioses espantosos rendía culto Salomé, y que Conan tiene un extraño sentido de la justicia y del humor.

“Sombras sobre Zamboula” es uno de los cuentos que más estimo de Robert E. Howard, acaso porque fue de los primeros que leí. En esta historia, Conan llega  a la taberna de Aram Baksh, en busca de un lugar barato donde dormir, a pesar de las advertencias acerca del culto al dios antropófago y la muerte que ronda el local. A modo de historia de misterio o noir, Conan observará en la taberna a varios individuos sospechosos y en la noche enfrentará un atentado del que obtiene una pista más sobre el misterio de los asesinatos. En las calles oscuras, escucha el grito de una mujer, Zabibi, y acude en su auxilio, la rescata de un grupo de caníbales y ella lo guía la templo de Hanuman donde lo espera Baal-Pteor, un gigante de ébano que no solo posee poderes mágicos sino que además demuestra ser un digno rival para el cimerio en uno de los duelos más tensos que el cómic o la literatura del bárbaro nos ofrecen. Descubriremos que Zabibi es más de lo que aparenta y que existe un tesoro tan poderoso, que podría sacar de la pobreza a cualquier hombre – civilizado o bárbaro – que fuese suficientemente sagaz como para hacerse con él.

Tal vez una de las historias más lovecraftianas y celebradas de Conan sea “La torre del elefante”. Para quienes no la hayan leído, es una de las primeras aventuras del personaje, quien es un joven ladrón en Zamora, que no resiste la tentación de intentar robar una gema de la torre que da título a la historia. Dispuesto más a vivir la aventura que a trazar un plan, salta los muros de aquella torre, morada del sacerdote Yara, y se topa al famoso ladrón Taurus, quien también desea robar la gema, y animado por el valor de Conan, lo invita a colaborar. Tras enfrentar una jauría de leones, acceden a la torre solo para encontrarse con un horror mayor: una enorme araña que da cuenta de Taurus y a la que Conan vencerá con su fuerza bruta. Dentro de la torre, encontrará a un extraño ser en un trono, una entidad con cuerpo humanoide y cabeza de elefante, que le narrará como una raza antigua vino de allende los vacíos estelares y llegó a la Tierra para ver el amanecer de la humanidad, siendo él el último sobreviviente, y sobre quien pesa un destino cruel.

Como decimos por acá “El que no conoce a dios, en cualquier piedra se anda hincando” y ahora que Marvel se propone empatarlo con varios de sus superhéroes, vale la pena recordar aquellos lejanos días en que la mejor forma de exterminar el mal, era con un mandoble fiero y un gruñido despectivo.