En Voyeurs leemos un pasaje personal de Bell, entre los años 2007 y 2010, en el que descubriremos la personalidad histriónica de la autora y una variedad de tics emocionales que nos dejarán con sensaciones a caballo entre el humor y el asombro. De hecho deja muy claro su carácter antisocial y depresivo en una serie de historias inconexas que denotan que estamos ante una persona ‘maravillosamente’ enferma.

A lo largo de siete capítulos entraremos de lleno en una serie de acontecimientos anodinos del día día de Bell, en los que muestra sin tapujos sus crisis de ansiedad, sus relaciones sentimentales, las curiosidades de su proceso creativo y su particular forma de interactuar con la sociedad.

Voyeurs narra una serie de anécdotas inconexas de la propia autora del cómic, Gabrielle Bell
Voyeurs narra una serie de anécdotas inconexas de la propia autora del cómic, Gabrielle Bell

Uno de los puntos fuertes de esta obra es la narración sincera de cotidianidad, dejando al descubierto trazos de una vida desesctructurada, caótica y, por momentos, graciosamente triste. Precisamente esto es lo que le da nombre a la obra, ya que al mostrarse tal cual es, pone al lector en el pellejo de un voyeur que mira a escondidas las divertidas miserias humanas de una caricaturista.

La experiencia vital de Bell nos lleva a vivir anécdotas que le sucedieron en Nueva York, Francia, Japón o California. Narra cómo fue su visita al país del Sol naciente cuando su entonces pareja, el director de cine Michel Gondry, presentó allí la película Tokyo!; o cómo fue su estancia en Francia; cómo afronta las charlas que da sobre su obra en escuelas de arte; sus visitas a las ferias de cómics; o su intento de conocer a Robert Crumb.

El resultado final es que con esta novela gráfica pasa algo muy curioso y es que aunque cuente trivialidades de la vida personal de una chica de treinta y tantos, siempre esperas que en la siguiente página te sorprenda una anécdota graciosa o alguna locura que se le ocurra. Aunque lo cierto es que esta obra sería mucho más potente si eso sucediera constantemente, cosa que no siempre es así. Esto puede sacarnos por momentos de la historia de turno… pero al final siempre sigues leyendo.

Ejemplo de retícula 2x3
Ejemplo de retícula 2×3

Ese caos no sólo es argumental, sino que también está presente en la narración visual de Voyeurs porque, pese a que estamos ante una maquetación sobre una retícula de 2×3, en ocasiones nos encontramos que en mitad de una historia pasa a una retícula 2×2 o incluso hay un cambio de color aparentemente no justificado, como en el relato ‘Desastrado’ del 23 de octubre de 2009.

La propia autora menciona en la obra que le gusta más escribir que dibujar y eso se nota en su trabajo con el lápiz porque la mayoría de las viñetas representan planos americanos y generales. Es curioso cómo en varios pasajes, hay personajes le llegan a increpar por querer hacer algo por el mero hecho de incluirlo en el cómic. Lo que da bastantes pistas de las manías de la señorita Bell.

El dibujo es bastante sencillo y uno de sus principales sellos de identidad son las sombras a base de pequeños borrones. El color va en la misma línea y usa colores totalmente planos dentro de una gama de ocres, amarillo y grises un tanto decadentes.

Gabrielle Bell se retrata en su novel gráfica como una persona bastante inestable
Gabrielle Bell se retrata en su novel gráfica como una persona bastante inestable
Las viñetas son muy sencillas, siempre planos medios o americanos
Las viñetas son muy sencillas, siempre planos medios o americanos.

Sobre la edición lo primero que me llamó la atención fue el tamaño minúsculo de la letra, sobre todo en las cartelas. Pero una vez metido en la lectura no se lee mal porque se trata de una tipografía manuscrita y en caja baja, lo que la hace bastante legible.

Son 156 páginas en un tamaño libro de bolsillo que es bastante cómodo. Además tiene esas portadas chulas con solapas en mate que le dan un toque muy especial a la encuadernación en rústica. La verdad es que es un buen trabajo de edición de La Cúpula, que publicó esta obra a finales de 2017, aunque la edición original es de Uncivilized Books.

Sin lugar a dudas esta es una de las obras que le ha granjeado a Bell un mayor reconocimiento como autora de cómic independiente y por eso merece la pena conocerla. Cuando uno lee a Bell tiene la sensación de estar ante un genio loco y por momentos es muy divertido. Eso no quita que tras leer Voyeurs uno se quede con la duda de saber si Gabrielle Bell afronta la creación de novelas gráficas como terapia personal… o simplemente juega con el lector a contarle una versión de sí misma impostada.