El relato que se narra en ‘Laïyna’ tiene tintes de leyenda y por momentos recuerda a los cuentos de los hermanos Grimm. Laïyna es una niña humana huérfana que es criada en un bosque élfico de las comarcas del crepúsculo. Los elfos la inician en los misterios de la naturaleza y los secretos de la magia, hasta que es secuestrada por los humanos. Su rescate supone la guerra entre elfos y humanos y termina convirtiéndose en el relato de un éxodo.

Hablar de elfos es acordarse de Legolas, de Galadriel o Elrond… nada más alejado de esta historieta. El diseño de los seres que aparecen en ‘Laïyna’ no tiene nada que ver con los cánones ideados por J.R.R. Tolkien. Aquí tenemos unos elfos más parecidos a lo que conocemos como gnomos que a los estilizados seres inmortales que aparecen en ‘El Señor de los Anillos’.

La narración visual de Laïyna es endiablada
La narración visual de Laïyna es endiablada

Lo cierto es que Dubois y Hausman amaban a los elfos, de hecho Dubois fue el inventor de la ‘Elfología’, rama de la criptozoología que estudia esos “duendecillos” del folklore centroeuropeo; y Hausman, por su parte era un estudioso de la mitología de las Árdenas (región limítrofe de Francia, Bélgica y Luxemburgo). Esto fraguó una gran amistad y una complicidad que desenvocó en dos proyectos sobre esta temática: ‘La enciclopedia de las hadas’ y ‘Laïyna’.

Pero contextualicemos un poco más a los autores. Dubois debutó en la revista Spirou, donde coincidió con Hausman, y acto seguido escribió la obra que le catapultó a la industria de la BD: ‘Laïyna’. Pero no sería justo reducir su obra a esta serie porque también ha escrito ‘Le torte’, ‘Pixies’, ‘Les lutins’, ‘Cairn’ o ‘Petrus Barbygère’ (ilustrado por Sfar). Hausman sin embargo, ha pasado su vida a caballo entre el cómic y la ilustración de libros infantiles y bestiarios de temática mágico-fantástica que le llevaron a ilustrar a La Fontaine o a Perrault, y cómics como ’Sortilegios y malas artes’ de Yann.

Acción y seres fabulosos son la seña de identidad de este cómic
Acción y seres fabulosos son la seña de identidad de este cómic

En ‘Laïyna’ tenemos una tercera persona que aporta puntualmente información y algunos diálogos, pero podríamos decir que la narración es exclusivamente visual, por eso el ritmo es muy rápido. Tiene muy poco texto, lo que facilita que podamos devorar las páginas a un ritmo endiablado. En menos de una hora te lo puedes leer. Lo que cuentan las miradas, los gestos y por supuesto la acción, da paso a la interpretación de las situaciones y de las emociones, dando lugar a una sensación de co-creación de la personalidad de los personajes muy interesante.

Se trata de una historia lineal, sencilla, que no se complica con transfondos filosóficos, saltos en el tiempo o tramas enrevesadas. Si el final tuviera una moraleja o una enseñanza clara, esta serie podría ser perfectamente una fábula de Esopo. Pero no lo necesita. Tiene los condimentos necesarios para hacernos pasar un rato entretenido, tragedia, amistad y acción, envueltos en una atmósfera mágica.

Quizás una de las cosas que más llamen la atención del lector es el tiente ‘siniestro’ del color. Hausman sorprende con una combinación de acuarela oscura y aguadas mezcladas con un trazo abigarrado. Tiene cierto encanto ver primeros planos de rostros con gotas del pincel repasados a Rotring, aunque es cierto que para quien no esté acostumbrado puede resultar una lectura densa. En cualquier caso las tonalidades verdes y tierra apagadas le dan un toque ambiental entre misterioso y tenebroso similar al que podemos encontrar en las películas de Jim Henson, como ‘El Cristal Oscuro’ o ‘En busca del laberinto’. -Sí, tiene esa estética tan ochentera- por eso, si eres un nostálgico de aquella década… te gustará.

El mundo imaginario que plantea esta serie, bebe directamente del folklore centroeuropeo
El mundo imaginario que plantea esta serie, bebe directamente del folklore centroeuropeo

Por todo esto hay que decir que el aspecto gráfico está muy elaborado; pero es que además el cómic está cargado de rigurosos detalles, como cuando las viñetas son un recurso gráfico más y están diseñadas con filigranas y adornos de lacería que enriquecen las páginas sobremanera. Esto se puede ver también en la evolución del propio personaje de Laïyna que empieza siendo un bebé adorable y, a medida que crece, va adquiriendo un aspecto más sensual (algo muy de los ochenta también).

Originalmente la obra se publicó en 2 álbumes (1987-1988) y recientemente Norma Editorial la ha reeditado en un tomo integral en cartoné de 112 páginas. En esta edición se incluye una introducción que cuenta cómo se conocieron los autores… y lo hace por medio de un relato fantástico. –No podía ser de otra forma–.

Por todo lo comentado ‘Laïyna’ es uno de esos comics que no hay que colocar muy alto en la estantería… siempre conviene tener a mano un mundo de fantasía puro, donde refugiarse de las miradas de los muggles.

Los humanos habitan un mundo bárbaro y primitivo que parece recién creado
Los humanos habitan un mundo bárbaro y primitivo que parece recién creado