En el salón de la fama de la Bande Dessinée hay un asiento prominente para Enki Bilal. La mejor forma de acercarnos a una BD de ciencia ficción superlativa es a través de su obra más relevante: ‘La trilogía Nikopol’. Puedes comprarlo aquí.
Escribir una reseña sobre esta obra es como intentar resumir la teoría de cuerdas en un Post-it. Son tantísimos los conceptos que Enki Bilal maneja en este cómic (simbolismo, política, religión, corrupción, el futuro, los carburantes, el teísmo, el machismo, el fascismo, la manipulación de los medios de comunicación, la trascendencia…) que resulta una tarea imposible… pero allá vamos.
Lo primero que hay que dejar claro es que esta historieta es la más notable de Enki Bilal, no en vano se tiró más de 15 años para concluirla desde que se puso manos a la obra en 1979. Realizó el guión, el dibujo y el color. Son tres álbumes que suman 184 páginas de creatividad y simbolismo que por fin vemos recogidos en un estupendo integral gracias Norma Editorial. Cada álbum nos cuenta partes de una historia que transcurre en tres ciudades: Paris (‘La feria de los inmortales’), Londres (‘La mujer trampa’) y Ecuador City (‘Frío ecuador’).
La trama se inicia en la distópica ciudad de París del año 2023, en plena campaña electoral, pero sometida por el régimen fascista de Choublanc. En medio de esta situación aparece sobre el astropuerto de la capital francesa un navío espacial con forma de pirámide que se ha quedado sin combustible y exige a las autoridades ingentes cantidades de carburante para poder continuar su trayecto. Ante esta situación Choublanc (el dictador) quiere la inmortalidad a cambio del combustible fósil que necesita la nave. En paralelo Alcide Nikopol (el protagonista) regresa a la Tierra muchos años después de un viaje espacial y se encuentra con un planeta violento, corrupto y despedazado. Aquí coincidirá con Horus (Dios de la guerra), uno de los dioses egipcios que viajaban en la pirámide, con quien establece un vínculo especial.
El mundo que nos plantea esta obra es un futuro decadente, melancólico y arrasado por un fascismo atroz que ha dividido físicamente la ciudad de París en dos distritos. En el centro urbano de la ciudad está la élite privilegiada con todo tipo de excesos y con un gran ejercito, mientras que en el anillo urbano exterior se encuentran las razas extraterrestres y humanos pobres e incultos. Aquí vemos la primera de las genialidades de Bilal, porque simplemente leyendo cómo se expresan las personas podemos ver si son del distrito rico o del pobre, ya que los del anillo exterior se expresan fatal y evidencian su incultura.
La obra en general ha envejecido muy bien, hay algunos detalles que nos recuerdan que estamos ante un cómic de los años 80, como cuando algunas viñetas muestran flechas para seguir el orden de lectura (orden que hoy ya está muy aceptado), o cuando vemos que las excentricidades de la población del distrito central pasan por pintarse las caras como el mismísimo David Bowie.
Toda la obra de Enki Bilal, en general, está muy influenciada por una de sus grandes pasiones: el cine. De sobra es conocido que desde muy joven ha intentado hacerse un hueco en la industria del séptimo arte detrás de las cámaras como director de arte, y pese a que ha hecho alguna “cosita” (adaptación de este cómic incluida) no ha tenido mucha fortuna. Esto se nota sobre todo en el diseño del vestuario de los personajes, tremendamente elaborado y detallista. Y es que Bilal deslumbra al lector constantemente precisamente por esto, por sus detalles. Si un personaje pierde una pierna y se la reemplazan por una de metal, el peso le desestabiliza; o cuando los dioses egipcios están pasando el rato y se les puede ver jugando al Monopoli; incluso se inventa un “deporte” que es un trasunto de guerra y hockey.
Buena parte de los diálogos son entre Nikopol y Horus, y juega con ellos puntualmente para usarlos como narrador en primera persona. En el segundo álbum de la serie el narrador y protagonista pasa a ser un bellezón de piel blanca y pelo azul llamada Jill Bioskop. Bilal aprovecha este cambio para reemplazar los bocadillos del narrador a negro y usar una tipografía de máquina de escribir. En esta parte de la historia veremos algo que años más tarde explotaron los hermanos Wachowski… el uso de una píldora roja para borrar la memoria.
Pero no todos los detalles son tan evidentes. Los mensajes fascistas que aparecen en la historieta no son inventados, por ejemplo la frase “La guerra es al hombre lo que la maternidad a la mujer” es una de las proclamas que hizo en su día Mussolini; del mismo modo que todo el simbolismo entorno a la ciudad bebe directamente de los textos de Baudelaire. La influencia del poeta francés es innegable. Baudelaire fue uno de los referentes del simbolismo francés del siglo XIX, de hecho fue quien acuñó el término ‘modernidad’ (modernité) para designar la experiencia fluctuante y efímera de la vida en la metrópolis. Pero es que además, la visión sobre el mal que muestra Bilal en este cómic recuerda mucho a Baudelaire.
Otro de los temas evidentes de esta obra es la crítica a la manipulación de los medios de comunicación. La trama se ve salpicada por recortes de prensa que Bilal aprovecha para completar la historia que nos ha contado con dibujos y bocadillos. En estas páginas el lector puede evidenciar, sobre un mismo hecho, la manipulación informativa según qué periódico escriba la noticia. Todo esto da mucho juego en la edición integral, ya que dentro del tomo podemos encontrar un anexo físico a modo de periódico, con noticias que no terminaremos de entender hasta que leamos el álbum de ‘La mujer trampa’. Simplemente genial.
No podemos decir que sea una obra fácil. Según avanza la historia, la narración se hace más densa y personal, lo requiere más de una lectura para coger todos los detalles. Posiblemente por eso el primer álbum sea el mejor, ‘La feria de los inmortales’, mientras que el segundo, ‘La mujer trampa’ es más complejo, denso y además da un giro hacia lo noir muy atractivo. Sin embargo en el último álbum hay un dibujo más limpio y depurado que convive con bastante más texto. Lo que hace que el ritmo de la narración vaya dando algunos saltos.
Sin lugar a dudas estamos ante una de las grandes obras de ciencia ficción del cómic europeo, por su acción, por su trama, por el majestuoso dibujo de Enki Bilal y sobre todo por abordar temas atemporales que atormentaban a Bilal en los 80 y que en el siglo XXI siguen de rigurosa actualidad. Esto es así en parte porque Enki Bilal es Serbio y en el momento en el que escribió esta historieta vivió la escalada de violencia que culminaría en la Guerra de los Balcanes. Justo cuando acabó de escribir el último álbum, ‘Frío Ecuador’, en 1991.
Critica a la humanidad por no ver el valor de las cosas esenciales. Habla de la inmortalidad, del paso del tiempo y termina siendo una interpretación creativa del porvenir, del futuro y de la trascendencia. Por si fuera poco nos pone ante un espejo para mostrarnos la batalla entre lo que podría ser el hombre y lo que realmente es… por todo esto y por muchísimo más, ‘La trilogía Nikopol’ es considerada merecidamente como un incunable de la Bande Dessinée.
CRÉDITOS
- GUIONISTA: Enki Bilal
- DIBUJANTE: Enki Bilal
- COLORISTA: Enki Bilal
VALORACIÓN
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