La primera historia de ‘El último recreo’ se publicó por primera vez en la revista española ‘1984’, en junio de 1982 (‘1984’, número 41) y se alargó durante once tiras más de 8 páginas cada una hasta el número 53. Doce historias cortas en las que asistimos, siempre desde el punto de vista infantil, al instante en que la bomba (el resplandor, como denominan los niños) marca el inicio de un nuevo mundo sin adultos, a la progresiva degradación de la sociedad en la ciudad, a la evolución de los niños y su adaptación a la nueva realidad y a la lucha por conseguir un lugar donde sobrevivir en paz el tiempo que les quede.

Hasta aquí podríamos hablar de una adaptación lejana de la célebre novela ‘El señor de las moscas’ (William Golding, 1954), en la que asistiremos al ascenso de líderes y al nacimiento de nuevos grupos de poder, a la lucha por la supervivencia en una estructura social en pañales a caballo entre lo aprendido y las nuevas necesidades, y a un miedo invencible y común en todos los niños que impone el existencialismo durante la difícil y caótica etapa de crecimiento adolescente. El terror a la bestia que condicionaba la vida de los chicos en la novela en ‘El último recreo’ es sustituido por un terror mucho más real: el miedo a la muerte segura una vez alcanzada la madurez sexual, algo imposible de vencer, una terrible cuenta atrás mucho más aterradora que cualquier bestia mitológica.

La luz y la oscuridad
La luz y la oscuridad

Del dibujo del genio argentino Horacio Altuna poco vamos a descubrir a estas alturas, aunque sí podemos señalar algunos detalles que hacen de esta obra un verdadero clásico imprescindible en la historia del cómic y que entran en franca comunión con la historia que se está narrando: una ilustración al servicio de la historia, algo que muchos dibujantes deberían aprender desde sus más tiernos inicios en este noble arte de dibujar monigotes.

En ‘El último recreo’, Altuna inaugura un estilo muy personal a la hora de situar los bocadillos de diálogo en la página, guiando con su ubicación el orden de lectura de las viñetas y controlando de esa manera el ritmo interno de cada dibujo, ayudando al lector a detenerse donde debe detenerse y a avanzar por la página cuando debe hacerlo. Hoy en día, ese recurso es aún muy utilizado en todo tipo de cómics de viñetas irregulares y en muchas ocasiones ha conseguido hacernos olvidar la dichosa flecha que nos indicaba el camino a seguir. ¡Alabado sea!

Gran capacidad narrativa en la ilustración de Altuna - Una nueva estructura social cuestionada por la antigua
Gran capacidad narrativa en la ilustración de Altuna – Una nueva estructura social cuestionada por la antigua

La elección del negro como fondo de página no parece una decisión casual. Al margen de que técnicamente refuerza de manera soberbia el contraste entre luces y sombras en el que el ilustrador se mueve con evidente soltura, impulsa a su vez el fondo narrativo de la historia: la luz moviéndose con dificultad en un espacio donde la protagonista es la oscuridad, la esperanza contra la desesperación, la inocencia del universo infantil contra la crudeza del mundo adulto… De nuevo los lápices con algo más que contar que líneas sobre una hoja en blanco.

Otro autor argentino consagrado es responsable del guion de ‘El último recreo’: Carlos Trillo, que ya había colaborado antes con Altuna en ‘El loco Chávez’ (1975), ‘Charlie Moon’ (1977) o ‘Las puertitas del señor López’ (1978) y posteriormente en ‘Tragaperras’ (1984).

Disposición de los bocadillos de diálogo en la página
Disposición de los bocadillos de diálogo en la página

El carácter de publicación periódica original de este cómic condiciona de manera obvia las decisiones narrativas del mismo. Trillo nos cuenta una historia a través de varios cuentos cortos autoconclusivos en los que la historia general avanza con paso firme casi sin darnos cuenta, los protagonistas no son siempre los mismos, las historias son muy diferentes unas de otras, pero el fondo de la trama evoluciona a lo largo de las páginas hasta que llegamos a la inevitable palabra “Fin” y reparamos entonces en la magnitud de la obra que hemos leído: una impactante fábula sobre el inicio de la madurez o sobre el final de la infancia, como ustedes prefieran.

La genialidad de este cómic está sin duda en el punto de vista elegido. ‘El último recreo’ siempre se mira desde el punto de vista infantil, las cosas son más o menos importantes para los personajes que aparecen desde un razonamiento aún inmaduro que intenta ser adulto. Caminar por las calles mirando de reojo los callejones atestados de cadáveres y ni siquiera interrumpir una conversación intrascendente es algo que sin duda haría un niño y es algo que esta pareja de argentinos nos muestra de forma sublime a lo largo de muchas de sus páginas. Hacer la maleta para iniciar un viaje por la supervivencia y llenarla de juguetes; admirar y seguir a un idiota solo por ser el último adulto vivo; respetar y temer al más fuerte a costa del inteligente… Todo lo que haría un niño, de la manera en que actuaría un niño, un ejercicio muy complicado para un adulto realizado magistralmente.

Sincronía entre dibujo y viñetas
Sincronía entre dibujo y viñetas

Como curiosidad, aparte de la novela antes mencionada, podemos encontrar algunas películas y series con grandes semejanzas a ‘El último recreo’. Desde la famosa ‘Lost’ (2004) en la que un grupo de pasajeros trata de organizarse y sobrevivir en una isla tras un accidente, hasta ‘Between’ (2015), en la que se nos narra la historia de un pueblo encerrado víctima de una extraña plaga que mata a los mayores de 20 años. The walking dead (2010) también tendría muchas similitudes en la búsqueda de una nueva organización social en un mundo destruido. Y en otro tono muy diferente, podría recomendar una película poco conocida en la que los niños de un pequeño pueblo deben organizarse como sociedad sin presencia adulta: ‘Los niños de Timpelbach’ (2010), muy recomendable.

En lo que respecta al mundo de los tebeos, cualquier seguidor de ‘Los muertos vivientes’ (Robert Kirkman y Tony Moore, 2011), se sorprenderá al encontrar personajes, situaciones y escenarios que le resultarán muy familiares.

12 historias cortas dan vida a El último recreo
12 historias cortas dan vida a El último recreo

‘El último recreo’ está de moda, en parte porque la distopía siempre ha estado de moda y sobre todo por la calidad en sí de la obra. La editorial Astiberri nos ofrece en cartoné este gran cómic en una edición de gran calidad, bien impreso y con alto gramaje en sus páginas. Su lectura debería ser obligatoria.

Como conclusión, destacar un detalle que no he leído en ninguna reseña sobre esta obra y que sin duda es otro de sus grandes aciertos y lo primero que me enamoró de este cómic la primera vez que pasó ante mis ojos hace ya muchos años: el título. ‘El último recreo’, pocas veces un título define tan bien el contenido de una obra: el último recreo, el fin de la infancia.

Carlos Trillo y Horacio Altuna, dos clásicos de la historieta argentina
Carlos Trillo y Horacio Altuna, dos clásicos de la historieta argentina