‘El Club del Divorcio’ es un manga costumbrista narrado e ilustrado magistralmente por Kazuo Kamimura entre 1974 y 1975. Este autor ha publicado obras como ‘Lady Snowblood’ o ‘Historia de una geisha’ y ha sido sido referencia para artistas tan dispares como Jirô Taniguchi o Quentin Tarantino.

Kamimura es un autor cuyo éxito está experimentando un renacer gracias a que en 2017 fue galardonado con el Premio del Patrimonio del Festival de Cómics de Angoulême. Tras este premio su obra se ha vuelto a editar y en países como España se ha publicado por primera vez. Lo cual es muy de agradecer. Es una lástima que falleciera repentinamente en 1986 con tan solo 46 años tras un cáncer, y es inevitable pensar en todo lo que podría haber dado de sí su obra.

Los fondos fotográfios y los sombreados a base de líneas son seña de identidad del manga y de Kamimura
Los fondos fotográficos y los sombreados a base de líneas son seña de identidad del manga y de Kamimura

La obra que hoy reseñamos es un Gekiga (manga adulto) que está estructurada en capítulos autoconclusivos que cuentan  cómo es el día a día de Yûko, una chica divorciada con una hija a su cargo y que además regenta un bar donde trabajan otras mujeres divorciadas que intentan salir adelante en el Japón de los años setenta.

Una de las cosas que más llaman la atención de este delicioso manga es la atmósfera que consigue crear Kamimura. La recreación del Japón de aquellos años, la mentalidad machista predominante y un feminismo incipiente son algunos de los ingredientes fundamentales de este cómic.

Kamimura incluye gráficas y estadísticas sobre las divorciadas durante toda la obra
Kamimura incluye gráficas y estadísticas sobre las divorciadas durante toda la obra

Las mujeres divorciadas estaban estigmatizadas por una sociedad que juzgaba su situación y entendían que “algo habrían hecho” para llegar a divorciarse. Lo dramático era que este sentir estaba tan arraigado en la sociedad nipona que incluso las propias mujeres lo pensaba. Y esto lo transmite increíblemente bien Kamimura. De hecho, la historia incluye gráficas y estadísticas sobre la relación entre divorciadas y suicidios que son abrumadoras.

Otro tema subyacente que aparece en ’El Club del Divorcio’ es la sumisión de la mujer ante el hombre y las relaciones personales y sentimentales. Esto lo consigue de nuevo con una atmósfera que nos lleva directamente a formar parte de esa cuadrilla de compañeros que trabajan en el club de Yûko y a ‘sufrir’ con las decisiones que toma respecto a su hija y su madre.

’El Club del Divorcio’ muestra la sumisión de la mujer ante el hombre y las relaciones personales y sentimentales
’El Club del Divorcio’ muestra la sumisión de la mujer ante el hombre y las relaciones personales y sentimentales

En el local y en la vida de la protagonista nos encontramos situaciones delicadas y divertidas que generan un buen rollo del que Kamimura nos hace partícipes. Notamos una tensión sexual no resuelta entre algunos personajes y disfrutamos de la cotidianidad de todo lo que sucede en el bar, como cuando el propio Kamimura se dibuja a sí mismo en el cómic como mangaka asiduo a pubs de este estilo.

Hay que aclarar que el Club del Divorcio no es un prostíbulo, se trata de un bar en el que hay chicas de compañía que le dan palique a los parroquianos que acuden allí para ahogar sus penas en whisky. Digamos que no llegan a ser geishas, pero casi. En cualquier caso, se nota que Kamimura domina con destreza este mundo que navega entre las aguas del sexo y la sensualidad… y nos hace leer los diálogos entre líneas.

El propio Kamimura se caricaturiza en este manga
El propio Kamimura se caricaturiza en este manga

En la parte gráfica tenemos que destacar el manejo de los fondos casi fotográficos, sombreados a base de líneas, tan característicos del manga. Estamos hablando de un manga que se hizo a mediados de los años 70, por eso los recursos expresivos hoy pueden resultar básicos pero en su momento fueron toda una novedad. Como cuando cierra un primer plano de un cuello para representar un escalofrío o en el uso excesivo de onomatopeyas.

Algo a lo que el público europeo (sobretodo) no está muy acostumbrado es a poner el nombre de cada capítulo al final de la historia en lugar que al principio. Esto da una contextualización extra sobre todo lo leído durante ese capítulo, pero es que –además– Kamimura lo hace de forma muy poética, con dibujos bucólicos y evocadores que son unta auténtica pasada. No es de extrañar que fuera apodado como “El pintor ukiyo-e de la era Showa” debido a la elegancia de su trazo.

Ejemplo de dibujo poético y buólico
Ejemplo de dibujo poético y buólico

En 2017 ECC publicó esta historia en dos volúmenes en rústica de algo más de 500 páginas cada uno, en el blanco y negro habitual de los mangas. Un formato bastante cómo pese a lo que pueda parecer. Cuesta unos 25€ cada uno, que merecen mucho la pena.

Sin lugar a dudas este es un manga fuera de lo habitual tanto por el argumento como por los lápices y es una recomendación para todo aquel que quiera leer manga adulto alejado del Shōjo y el Shōnen.
Kamimura de vez en cuando rompe la lógica de las páginas con planos cenitales como éste
Kamimura de vez en cuando rompe la lógica de las páginas con planos cenitales como éste